Suelta mi manso, mayoral extraño,
pues otro tienes de tu igual decoro,
deja la prenda que en el alma adoro,
perdida por tu bien y por mi daño.
Ponle su esquila de labrado estaño,
y no le engañen tus collares de oro,
toma en albricias este blanco toro,
que a las primeras hierbas cumple un año.
Si pides señas, tiene el vellocino
pardo, encrespado, y los ojuelos tiene
como durmiendo en regalado sueño.
Si piensas que no soy su dueño, Alcino,
suelta, y verásle si a mi choza viene,
que aun tienen sal las manos de su dueño.
Lope de Vega es considerado uno de los poetas más relevantes del Siglo de Oro, debido a la extensión y calidad de sus obras. Cultivaba todo tipo de estrofas pero sentía preferencia por los romances y sonetos (versos castellanos e italianos característicos del Barroco). Su poesía estaba estrechamente vinculada con su vida, ya que a través de ella plasmaba sus sentimientos y experiencias con gran precisión. Los temas más empleados en sus composiciones eran el amor, la mitología y la religión propios de la poesía barroca. Lope de Vega tenía especial debilidad por el romancero y la lírica tradicional. Este hecho está presente en el soneto, ya que emplea en él una expresión alejada de cualquier artificio en la que se abstiene del uso de adornos y que aporta mayor fluidez y ligereza a la composición.
El siguiente poema pertenece a la lírica cultivada durante su juventud, en la que destacaban los romances y sonetos de temática más variada, en contraposición a las obras cultivadas en su madurez que abrazaban principalmente temas religiosos. En esta obra, el autor se centra en un tema autobiográfico de carácter amoroso y además, pastoril con influencias del petrarquismo español. Lope de Vega dedica este soneto a Elena Osorio, una joven con la que mantuvo una tormentosa relación. El argumento principal está basado en la historia de ambos, en la que la muchacha decidió abandonarle por Francisco Gravela, un hombre adinerado y poderoso. La estructura temática del poema se divide en cuatro partes, las cuales coinciden con el número de estrofas:
-En la primera estrofa, el autor lleva a cabo una petición dirigiéndose al hombre que le ha robado a su amada, alegando que él puede conseguir a cualquier mujer que desee y, por lo tanto, debe dejar marchar a Elena.
-En la segunda estrofa, Lope de Vega refleja la rabia que siente hacia él, ya que este se la ha arrebatado utilizando sus riquezas y alhajas para conquistarla (“y no le engañen tus collares de oro”). La juventud e inexperiencia de la joven, reflejada en el verso octavo (“que a las primeras hierbas cumple un año”), hace que esta caiga rendida a los pies del seductor Gravela.
-En la siguiente estrofa, el poeta hace una descripción física de su amante (“…tiene el vellocino, pardo, encrespado”).
-Por último, en la cuarta estrofa, reta a Gravela a que la deje marchar porque el amor sincero que siente por él hará que la muchacha vuelva a sus brazos.
El lenguaje empleado es común y cotidiano, pero consta de una gran abundancia de adjetivos (pardo, extraño, regalado…) y también introduce referencias personales empleando numerosos posesivos (“su esquila”, “mi manso”, “tu bien”, “mi daño”). Además, utiliza el modo imperativo y los vocativos, preferentemente, en la primera y cuarta estrofa (“ponle su esquila”, “mayoral extraño”, “deja la prenda”).
En cuanto a la métrica, se trata de un soneto (típico de la lírica italianizante), de versos endecasílabos, de rima consonante que siguen el siguiente esquema: ABBA-ABBA en los cuartetos, y CDE-CDE en los tercetos. El soneto incluye diferentes figuras retóricas propias del Barroco. En primer lugar, todo el poema constituye una metáfora, ya que Lope de Vega utiliza términos propios del ámbito pastoril, para plasmar sus vivencias personales de una forma más indirecta. En los versos 9 y 12, encontramos varias anáforas: “Si pides señas, tiene el vellocino” “Si piensas que no soy su dueño, Alcino” También en los versos 8 y 14: “que a las primeras hierbas cumple un año”, “que aun tienen sal las manos de su dueño” A lo largo de la composición, el autor hace una repetición clara de la conjunción “y”. En el verso 4 y 7 encontramos dos antítesis muy pronunciados (“perdida por tu bien y por mi daño”, “blanco toro”). Además, en el verso 11 está presente una comparación (“…y los ojuelos tiene como durmiendo en regalado sueño”) con la que hace referencia a la forma de los ojos de la joven.
A pesar de tratarse de un poema del Barroco, el autor no refleja explícitamente la situación de crisis y dificultades que se vivía en aquella época, sino que la deja en un segundo plano y se centra por completo en el amor (otro de los temas recurrentes) y en lo que este conlleva. Podemos decir, por lo tanto, que aunque el poeta goce de un estilo propio y singular, sigue con fidelidad los rasgos que caracterizan al movimiento.
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