martes, 16 de junio de 2015

LUIS DE GÓNGORA

“Ándeme yo caliente y ríase la gente”

La armonía y el equilibrio que caracterizaban al ¨Renacimiento se rompieron por completo en el siglo XVII. Esta ruptura supuso el inicio de un nuevo movimiento artístico y literario, el Barroco. Se singularizaba por una visión más pesimista y cruda de la vida, debido al severo periodo de crisis y decadencia que se estaba viviendo en toda Europa. Luis de Góngora fue uno de los autores más destacados de este movimiento. Además, fue considerado precursor de una nueva corriente poética llamada culteranismo. Ésta se basaba, como su propio nombre indica, en el uso de cultismos que aportaban mayor complejidad y fuerza a sus creaciones. A pesar de ser el principal cultivador de este tipo de poesía, Góngora también escribió obras siguiendo la tradición popular. De hecho, participó en la revitalización de este tipo de poesía llevada a cabo durante el Barroco. La aparición del nuevo movimiento no supuso la pérdida de las técnicas y características empleadas en el Romanticismo. Se recurría a los mismos temas, tales como la muerte, la naturaleza y el amor; y a la vez se empleaban los tópicos renacentistas más comunes, entre ellos el “beatus ille”. 
En las composiciones del Barroco también estaba muy presente la mitología. Góngora introducía en sus obras alusiones mitológicas, que normalmente presentaban relatos amorosos (Píramo y Tisbe, Hero y Leandro). La obra de Góngora puede clasificarse en dos etapas: durante su juventud, el autor se decantó por los poemas populares de mayor sencillez; y a medida que éste entraba en su madurez, dejó atrás la tradición popular y empezó a escribir poemas cultos. 
El poema que analizaremos es una letrilla (estrofa que deriva del villancico) que surge de un refrán popular (“Ándeme yo caliente, y ríase la gente”). En ella, Góngora hace un elogio de la vida humilde, llena de placeres sencillos, y, a la vez, refleja su desprecio hacia el poder y los lujos que este conlleva. El autor pretende hacer una crítica de la sociedad y de la pésima situación en la que ésta se encuentra. Por esa razón, utiliza un tono burlesco y escéptico, propio de la sátira. 
El poema está basado en el tópico renacentista del “beatus ille”, aunque en este caso, el autor utiliza una versión satírica de éste. Los temas que abraza esta letrilla son característicos de la lírica barroca: la muerte, el amor petrarquista llevado a una mayor tensión, la naturaleza y el desengaño de la vida. 
El poema puede dividirse en tres partes, según la temática: a lo largo de las dos primeras estrofas, se encuentra un desprecio burlón del poder y el lujo; en las estrofas 3 y 4, el autor refleja su rechazo hacia los comerciantes y empresarios ambiciosos que solo buscan enriquecerse:
Busque muy en hora buenael mercader nuevos solares;yo conchas y caracolesentre la menuda arena…
También describe con detalle la naturaleza que envuelve la imagen; y en las dos últimas estrofas, ridiculiza el amor y manifiesta su gran prioridad: la comida y la bebida. El poeta hace alusión en numerosas ocasiones a alimentos (morcilla, bellotas, castañas…) con la intención de reivindicar aquello que es realmente importante en una situación llena de penuria y dificultades, y mostrar su rechazo hacia aquellos gozan de una vida opulenta y no son capaces de valorarlos. 
En cuanto a la métrica, la estrofa empleada es una letrilla, de rima consonante, formada por versos octosílabos que siguen el orden: ABBAACC. También consta de un estribillo que se repite al final de cada estrofa aportando una mayor musicalidad a la composición. En la obra abundan los sustantivos comunes y cotidianos como por ejemplo: brasero, castañas, caracolas…Aun así, sigue siendo un poema de gran complejidad estilística. En la primera estrofa, el autor usa la conjunción “y” en abundancia. También predominan los adjetivos (tierno, dorada, amorosa…), tanto es así, que encontramos un epíteto en el verso 16 (blanca nieve). 
Las figuras retóricas no son excesivas, ya que se trata de una obra popular más sencilla. A lo largo de los versos de la primera estrofa encontramos una personificación:
Mientras gobiernan mis días,mantequillas y pan tierno,y las mañanas de inviernonaranjada y aguardiente.
También predominan los hipérbatos: vv 15 y 16:
Cuando cubra las montañasde blanca nieve el enero
vv 22 y 23:
Busque muy en hora buenael mercader nuevos solares.
En la última estrofa, encontramos una metáfora: vv 40 y 41:
Sea mi Tisbe un pastel,
y la espada sea mi diente
en la cual, el autor compara a la joven amante Tisbe con un pastel y a una espada con sus dientes.
El lenguaje empleado es coloquial pero también están presentes algunos cultismos que aportan mayor formalidad al poema (tálamo: lecho conyugal, lagar: taberna). 
Para concluir, podemos decir que la situación desfavorable que se vivió en el Barroco tuvo una gran influencia tanto en la literatura como en el arte. Los autores barrocos abordaban los temas con gran dramatismo e intensificaron los contrastes para aportar mayo expresividad a sus obras. La poesía se convirtió, más que nuca, en el mejor vehículo para expresar los sentimientos y plasmar las circunstancias vividas. Por esa razón, fue uno de los géneros más cultivados y llegó a su máximo esplendor.

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